La fonética, esa gran amiga...

Hasta hace unos meses, la palabra compacto me recordaba a algo pequeñito... Ahora me recuerda el montón de rasgos distintivos de las vocales (por no hablar de los de las consonantes). Y es que la fonética es un verdadero tostón. Porque, vamos a ver, refiriéndome a la pregunta más sencilla del examen (repito, la más sencilla), de qué me sirve a mí saber transcribir fonológica y fonéticamente la palabra membrillo por ejemplo, ahora que lo pienso... "pudiera ser la forma compacta de me embrillo, o sea se, me doy brillo, me abrillanto. Pues no me sirve de nada, salvo que si no hago todas las preguntas "fáciles" y alguna que otra difícil... no hay quién apruebe el dichoso examen.
Y lo más curioso es que, llegado el segundo cuatrimestre, aprobé... No sé, es un poco surrealista, algo así como "un negro con un colchón" (esto sólo lo entenderán los locos como yo). Pues sí, a pesar de que el segundo cuatrimestre tenía una parte de fonética acústica IM-PO-SI-BLE... Aprobé.
Ojalá pueda decir el día 3 de septiembre: el placer que se siente cuando uno ha superado este tipo de tropiezos.
Y a ver si con latín pasa algo parecido (aunque estoy resignada a repetirla, esta vez, mandando a la defecación a ciertos profesores y tutores que ni siquiera contestan a tus e-mails y mucho menos asisten a su hora a su tutoría).
HE DICHO

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