Monólogos suspendidos IX

Cuando sabes que nada va a solucionar ciertos problemas, que seguirán ahí siempre, de alguna forma presentes en los mejores y los peores momentos. Cuando hay cosas que no cambian, ni lo harán, porque al fin y al cabo, para el común de los mortales no parecen tan nocivas. Cuando ocurre esto, tienes dos opciones: cambiar tú... O respirar hondo y continuar fingiendo que te dan igual, hasta que te lo creas.

No tienes tú la culpa si en tus manos 
mi amor se deshojó como una rosa: 
Vendrá la primavera y habrá flores... 
El tronco seco dará nuevas hojas. 

Las lágrimas vertidas se harán perlas 
de un collar nuevo; romperá la sombra 
un sol precioso que dará a las venas 
la savia fresca, loca y bullidora. 

Tú seguirás tu ruta; yo la mía 
y ambos, libertos, como mariposas 
perderemos el polen de las alas 
y hallaremos más polen en la flora. 

Las palabras se secan como ríos 
y los besos se secan como rosas, 
pero por cada muerte siete vidas 
buscan los labios demandando aurora. 

Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera! 
¡Y toda primavera que se esboza 
es un cadáver más que adquiere vida 
y es un capullo más que se deshoja!



Alfonsina Storni

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