¿Qué tenemos que hacer?

Que el movimiento Democracia Real Ya era necesario nadie lo discute. Es un hecho que este país necesita una regeneración política, que pase, primeramente, por una electoral. Sus consignas son bien claras, a pesar de que partidos e individuales, sin duda pertenecientes a algún partido, hayan querido arrimarse el ascua a su sardina y hacer de este movimiento una campaña política.
Democracia Real Ya es un movimiento A-PARTIDISTA, pero no apolítico. De hecho, es la política uno de los principales motivos por los que se ha creado: la política que debe ser cambiada. Así que da pena ver cómo las diversas Pe's de los partidos, y algunas otras siglas se intentan apuntar el tanto. Democracia Real Ya está en contra de todos ellos, sin excepción.
Las peticiones son muy variadas y, en muchos casos, se convierten casi en peticiones particulares, pero todas, absolutamente todas, pasan por un cambio imprescindible, conditio sine qua non los ciudadanos no vamos a continuar alimentando a estos papanatas: REGENERACIÓN, MEJORA, CAMBIO HACIA UN SISTEMA JUSTO.

Pero para ello, admitiendo, como he dicho, la necesidad ya imparable de que los ciudadanos se concentraran, se manifestaran, unidos todos, por una vez, ante lo que verdaderamente nos está perjudicando, para todo esto, como digo, es imprescindible que hoy todos hagamos lo que tenemos que hacer, lo que nuestra propia conciencia nos debería estar obligando a hacer.
Es imprescindible que hoy todo el mundo VOTE.

Por varias razones, sin duda, pero sobre todo, porque pedir una democracia real y no votar es como asimilarse a las personas de las que intentamos desligarnos. Si queremos que esto cambie, visto lo visto y por otro lado, cómo iba a ser de otro modo, debemos empezar nosotros. VOTANDO, votando sin excepciones, a unos o a otros, a quienes cada uno considere necesario hacerlo, pero VOTAR.
Como si al acostarse hoy y no haberlo hecho, no hubiera mañana para la justicia. Como si nuestro voto fuese a tronar en el fondo de la urna y llegar hasta los oídos de todos los corruptos, de todos los politicuchos, de toda la jarcia que nos rodea.

Porque cada voto cuenta, y sin todos los votos, no somos nadie para luego venir reivindicando nada. Porque perderíamos todo el peso que venimos exigiendo en la toma de decisiones.

Por mucho más...

Por eso, aunque no compartamos las ideas políticas, o al menos, no todas, aunque nuestra situación sea netamente opuesta a la de otras personas, incluso, y esto quizá sea lo más vergonzante, aunque nuestro voto esté comprado, votemos. Sólo de esta manera, el porcentaje de imbéciles se va a reducir considerablemente, y si no, al menos, el poder que estos tengan.

Un Imperio, gobernado por un inalienable emperador: EL PUEBLO, eso es la DEMOCRACIA.

Otras entradas