Apuntes de estúpida anarquía

No se ha recuperado la patente del poeta que firmó los versos perfectos;
la moda es chapurrear insultos y las pantallas táctiles para que veinteañeros nos expliquen de qué va el mundo, nosotros no lo hemos vivido lo suficiente.

Si no se maman, no viven y la droga es un tropo de consumo frecuente, como si las palabras se leyeran mejor con polvo de coca sobre su tinta.
Por otro lado, esto se explica como respuesta a la errónea idea de los que ya ni recuerdan sus veinte. Prorrumpen con su criterio destrozando dos o tres ideas de infancia que les recuerdan que ellos convivieron con quien tuvo el secreto y no supieron apreciarlo.
La corteza de mujer fatal de estas chiquillas avejentadas se ha creado en base a los impulsos babosos de editores eunucos, que gritan improperios desde sus contratos leoninos y adjuntan foto en paños menores para que se corresponda con lo propio.
Quizá sea amargo mi punto de vista; quizá sea yo una veinteañera más en búsqueda de doctrina o de adoctrinar; ya me veo pertrechando el verso impúdico del botellón.

Mesonero Romanos me contó, de manera asíncrona y puramente vertical, que Fulano le hizo albacea de sus últimos deseos... No le escuché. Acababa de encontrarme la patente: I. La literatura, II. El manuscrito, III. La librería,
IV. EL AUTOR
Escenas Matritenses (Ramón de Mesonero Romanos)

Otras entradas