Domingo

Y es domingo, pero no es un domingo cualquiera.. Es uno de esos domingos en los que descansas de todos esos pensamientos en los que no has querido detenerte por días o semanas. Porque no has querido pasar a través de ellos, simplemente, has querido pasar de ellos.
Y llega un domingo en que te toca, quieras o no, descansar de verlos pasar y quedarse mirándote extrañados; es probable que ya ni siquiera los recuerdes todos, pero a grandes rasgos, ese estado de ánimo que te provocan te ha venido acompañando levemente hasta que hoy se ha hecho dueño de ti.

Y como es domingo, caes, porque un lunes no puedes levantarte a las seis de la mañana cargando todavía con todo ellos. Caen sobre tus hombros como pesan los deseos incumplidos, como se cargan los años y la tristeza de sus diferentes pérdidas. Y el domingo te resulta largo y corto a partes iguales, porque lo es; es tedioso comprender que mañana volverás a las mismas rutinas que intentas, o quizá no, cambiar de lunes a viernes.

Y entonces recuerdas, casi siempre lo malo, que, sin embargo, se cubre de un velo de nostalgia que te sorprende. Sabiendo a ciencia cierta que todo pasado no fue mejor y que lo mejor está por venir, o así rezan los tópicos, a pesar de todo, caes, porque es domingo y los domingos, que no vas a misa, son tus fiestas de guardar. Y no rezas, pero sopesas. Y lo peor, es que no hay un EGO TE ABSOLVO ni un AMÉN que te arregle el domingo, ni el que viene, ni el último de tu vida.

Y apechugas, porque es domingo, que es como otro día cualquiera, muy a tu pesar... Domingo y nada más.

Lucía Fdez. Segura - Santander, 2007


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