Recuerdo de domingo...

No siempre que pasa tu vida ante tus ojos quiere decir que estás pronto a la muerte. De hecho, no tengo prueba de que pase en esos casos. Pero sí la tengo de que hay veces, las más proclives se parecen a un domingo, en que si no toda, sí pequeños flashes de tu vida se acontecen como recuerdo de capítulos anteriores en una serie muy familiar.

Lo que rara vez me ocurría, no me ha ocurrido hasta hoy, de hecho, es que pudiera escoger qué flashes recrear y cuáles simplemente dejar pasar de largo como quien avanza una reproducción desplazando la barra con el cursor. He disfrutado desgranando momentos que aún comparto y que agradezco compartir con quien los creó conmigo.

Hoy seleccioné los momentos a recordar y al terminar vinieron a mí antiguos versos de manos triste y paradójicamente sibilinas (¿cuánta sinceridad esconde el verso del mentiroso?). Sus sonetos dedicados ya no significan nada, pero ahora me doy cuenta de que un verso se me remueve en los párpados de vez cuando y desde hace unos días. Será nostalgia, por su contenido, de la tierra a que hacen referencia, o será que mi mente entiende que una regresión mnemotécnica pasa por relacionarlo absolutamente todo.

En cualquier caso, se repite como un miserere y no le encuentro significado; así que lo pongo como música de fondo y continúo mi recuerdo de domingo desde tierras altamente bárbaras estos días. Tal vez aquellos poemas, que me unieron a un alma que aún dudo que haya existido, sean los que construyeron en mí lo que a día de hoy ofrezco. Y quienes se me acercan con duda, salen de mí, como me gustaría a mí salir de aquel verso y de todo este recuerdo: con la calma de una tarde de domingo que, de pronto, se acaba.

"He vuelto a ti, mar de mis entrañas"


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