Cadencia peligrosa

Situémonos, septiembre de 2020, esto es, a poco menos de 6 meses del comienzo de esta locura sanitario-política a la que han bautizado "coronavirus", ¿se puede saber qué está pasando?

Voy a ser franca, me asusta lo cómoda que estoy con el día a día, tan cómoda que cada día me cuesta un poquito más despertar, que cada mañana me cuesta un poquito más que me importe mi trabajo, que cada noche me cuesta un poquito más que me importe la vida en general. Mis sueños lo saben y por eso han empezado a construirse en base a memorias que temen olvidar, de una manera un tanto agobiante a veces.

Personas, momentos, lugares... Que sí y que no han ocurrido, quizá mezclados entre sí como en uno de esos puzzles que tienes que organizar para mover un tótem de un punto A a un punto B. Y mueves piezas, arriba y abajo, de izquierda a derecha, y tienes que volver sobre tus pasos una y otra vez porque ese no era el camino correcto. 

Y de repente ya no es un sueño, sino la vida misma, en esa cajita que llamas casa, con las mismas puñeteras piezas de siempre y empezando con aquellos movimientos que sabes que has escogido correctamente. 

Pero, ¿lo sabes?





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