Recupero el 2007


 Un 23 de mayo, aparentemente, compartía lo que sigue en este blog, hace ya 14 años (y esto representa per se una locura mental que no soy capaz de razonar...):

"(...) Pero en esto yerran los jóvenes tan a menudo y tan gravemente. Ellos, en cuya naturaleza está el no tener paciencia, se arrojan y se entregan, unos en brazos de otros, cuando les sobrecoge el amor. Se prodigan y desparraman tal como son, aun sin desbrozar, con todo su desorden y su confusión... Mas ¿Qué ha de suceder luego? Qué ha de hacer la vida con ese montón de afanas truncos, que ellos llaman su convivir, su unión, y que, de ser posible, desearían poder llamar su felicidad, y aún más: ¡su porvenir! Ahí se pierde cada cual a sí mismo por amor al otro. Pierde igualmente al otro, y a muchos más que aún habían de llegar. Pierde también un sin fin de horizontes y de posibilidades, trocando el flujo y reflujo de posibilidades de sutil presentimiento por un estéril desconcierto, del cual ya nada puede brotar. Nada sino un poco de hastío, desencanto y miseria, y el buscar tal vez la salvación en alguno de los múltiples convencionalismos que, cual refugios abiertos a todo el mundo, dispuestos están en gran número al borde de este peligrosísimo camino. Ninguna región del humano sentir se halla tan provista de convencionalismos como ésta. Ahí hay salvavidas de variadísima invención: botas, vejigas, flotadores... Recursos y medios de escape de toda laya supo crear la sociedad, ya que por hallarse predispuesta a tomar la vida amorosa como mero placer, tuvo también que hacerla fácil, barata, segura y sin riesgos, como suelen ser las diversiones públicas".


¿Quién me iba a decir a mí que, pasados 14 años y el obvio pero inevitable error del que Rilke habla en este fragmento, iba el texto a recuperar tal sentido que estaría gestionando la sorpresa de saberme anticipadamente más sabia que poco tiempo después?
Y me reencuentro con un yo que no recuerdo, pero que conozco. Lo mismo la experiencia es cíclica y después no ocurre nada nuevo. La mayor diferencia aquí es que, según escribo, tengo que borrar dos de tres palabras, porque mis dedos las piensan en inglés (la Pérfida Albión me posee poco a poco).

Y, de repente, veo pasar escenas de la trilogía de Richard Linklater, "Before...", y me supongo en una suerte de período entre "...Sunset" y "...Midnight", donde uno ya se ha desencantado de la magia torpe de los primeros años pero el desencanto, por suerte, no ha ocurrido aún en lo que es la vida en general.
Y de nuevo, a golpe de memoria, me encuentro degustando los posos que ha dejado "A Bright Ray of Darkness", de Ethan Hawke, un libro sobre la lucha entre ese desencanto y la pulsión por buscar la magia que todo lo mueve. 
Pero aún más, qué sorpresa, Julie Delpy me ha regalado recientemente la primera temporada de "On the verge". ¿Qué puedo decir? Parece que estas tres personas me han educado más en los últimos años que incluso la vida, a veces.


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N.B.:Lo bonito, y lo triste a su modo, es entender que la magia no mueve nada, o al menos, la distancia a la que la magia mueve las cosas está determinada antes de empezar, y se requieren otras herramientas para avanzar más allá del amanecer.

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