Hojas de pino

Han vuelto.


Aquellas pequeñas punzadas húmedas,



los opiáceos contradictivos de mantas, edredones y cuerpos.



Han vuelto los domingos para despasear nuestros caminos de verano

Y las hileras en las ventanas: está lloviendo


Sin embargo el corazón sigue en estío. Las pupilas se empañan con calor de ilusiones.


Aún me laten las tardes como si no anocheciera


Las mañanas como si nunca hubiera dormido


Mi corazón a tu ritmo.


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