Otoño selectivo


¿Alguien más tiene esa sensación, ese impulso, de querer rememorar vidas pasadas cuando llega el otoño? Es ese mismo estancamiento de domingo, que servir, no sirve para nada, salvo para pasar el rato previo a un nuevo lunes. El otoño es el domingo de las estaciones.

Y como si nada, te encuentras buscando obras de cuerdas o piano que te despierten la lluvia constante, esa que solo te gusta si puedes admirarla desde la comodidad de tu casa. Y en ese espacio no hay tráfico, no hay comida para mañana, no hay qué me pongos o cómo voy a trabajar con este catarro. El otoño de la semana solo cabe en un par de horas, y luego: realidad.



Esto lo entendí hace mucho, lo que algunos buscan, lo sepan o no, es "ajenarse" de la realidad. Y cómo no, si nos la han descrito con las peores palabras, con las peores personas. Y esto también es otoño. Cuando a cada uno se le caen las hojas, y eso nos ocurre a todos, porque aquí no hay nadie perenne, se le descubren las canas, los granos, las arrugas, las lorzas... Y pensamos que eso es lo peor, quitarnos el filtro. Y no es sino cuando llegamos a ese otro filtro, el que ponemos o nos ponen para vivir en constante primavera, ahí es cuando llega el domingo.

Y pensamos: esto no lo empeora nadie. La clave está en esforzarse para que eso signifique únicamente que esto solo puede mejorar. Y entonces es cuando escoges los otoños, cuándo y cómo pasan, aunque llueva.

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