Lost in translation...

Transformar una idea, un sentimiento, en palabras es peor que traducir de un idioma a otro... Entonces sí que se pierde en la traducción...

Aún recuerdo esa peculiar escena de Bill Murray con el whisky en pleno Hong Kong (¿Hong Kong era?) mientras un tío soltaba frases de kilómetro y medio y se lo traducían en dos palabras... Así me siento yo a veces cuando pregunto: ¿Estás bien?

Tengo la sensación de que antes de la respuesta puedo llegar a escuchar frases kilométricas que llegan desde el corazón o el alma y que empiezan por la palabra NO.

La que aquí escribe es muchas veces víctima de su propia traducción, o hace víctimas a otros. Quién no ha decidido "suprimir" alguna parte de su pensamiento ya sea para lanzar de soslayo una bomba de racimo (de esas que explotan y parece que no pero te hunden), ya para evitar dañar egos, amistades, seres y otros caprichos.

Y sin embargo, por qué conocemos tan bien el idioma de nuestro vientre... de nuestra soledad... Porque dejar de decirlo nunca será dejar de sentirlo... Y cuando algo preocupe a nuestras vísceras... Parece que gritan para que tengamos que oirlas, y nos dicen algo así como: LO NEGARÁS TRES VECES!

Yo ya llevo unas tres mil, y aún así esa lágrima extranjera a la que hago como que no entiendo sigue queriendo pelear, contra todo y sobre todo contra mí.

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