20'58h

Pues exactamente eso marca mi reloj.


Hoy el cuerpo me pide que defina la paciencia. La paciencia es una gran virtud, es de color blanco, una roca enorme que se va desgastando con el choque de las olas.


La paciencia es, como tantas otras, una cualidad escasa. Yo me confieso seguidora, al menos en estos momentos, de la paciencia. No sé cómo, pero siempre consigue regalarte, al final del camino, algo bueno. La paciencia se pierde, a veces, y, para bien o para mal, siempre vuelve. Se me antoja unida a la esperanza, a la cordura, en suma, a un montón de conceptos positivos.


La negatividad que encuentro en ella pasa por la cobardía (a la que algunos llaman precaución), a la pérdida (tanto esperar... se pasa el tiempo)...


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Y después de hablar de la paciencia, quiero empezar hoy con una sesión de mitología que de vez en cuando iré actualizando.


Hoy empezaré con aquel hombre que retó a los dioses griegos por el beneficio de La Humanidad


PROMETEO


(El previsor)

Uno de los Titanes, hijo de Japeto y Climene. Cuando Zeus quiso detruir a los humanos mediante un diluvio (dato importante, para que veamos que lo que a veces nos diferencia no es más que lo que tenemos en común), Prometeo aconsejó a su hijo Deucalión que construyese un barco. Contrariando la voluntad del Dios de los Dioses, robó el fuego del cielo y lo trajo a la tierra.


Zeus castigó a Prometeo encandenándolo a una roca a la que todos los días acudía un buitre a roerle el hígado que por la noche volvía a crecer para que el buitre volviera al día siguiente... También La Humanidad fue castigada con la maldición de Pandora (próximamente). Finalmente, el héroe y semidios Heracles (también próximamente), desató a Prometeo y mató al buitre, y Zeus aceptó a Prometeo en el Olimpo.


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Esto ha sido un resumen, no sé si os interesará, pero es algo que siempre me ha gustado (la mitología clásica) y nunca está de más esta maravilla de la cultura griega.

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