No quiero volverme esclavo de mis palabras...

Y pensaba... Mira qué es difícil evitar las situaciones incómodas. Hay veces que es mejor callarse lo que a uno se le escapa de la boca:

- ¡Qué miras! ¿Acaso estoy pecando?


Odio el séquito de ojos envidiosos y buscadores-de-oportunidades-para-meter-el-dedo-en-el-ojo-ajeno (precisamente), normalmente van acompañados de cuerpo endebles de mujeres (o proyectos de...) que a su vez acompañan a otro personaje, femenino o masculino, que quién sabe probablemente no tenga las mismas intenciones que los dichosos ojos.

Y te sientes verdaderamente observado, peor que si estuvieras dando el discurso de entrada a la Real Academia de la Lengua (quién pudiera, por otro lado).

Pero claro, luego piensas "Mejor callarse, no vaya a ser que digan aquello de: yo no estaba pensando eso, -o también- no eres tan importante como para que yo piense eso". VUESTROS OJOS OS DELATAN PEQUEÑAS BRUJILLAS.
Ayy... Y no queda más remedio que aguantar esas miradas que llegan desde medio metro de distancia y rezar porque aparezca un salvavidas, en su defecto, un conocido, o un DINOSAURIO, o... algo así. Y se coma a las pequeñas observadoras de mente limitada.

ES MEJOR CALLARSE, ESPERAR AL DINOSAURIO, PROCURAR QUE LLEGUE PRONTO.

Otras entradas