Seguramente era algo muy importante...

... lo que ayer estaba haciendo mucha gente para no poder acercarse, ni siquiera un rato, a la conferencia que dio Agustín Sánchez Vidal sobre Miguel Hernández y la relación de su obra escrita con el elemento pictórico y escultórico de gente de su entorno y el suyo propio. La conferencia, que tenía por título Miguel Hernández: imágenes para un poeta, tuvo lugar en la Biblioteca Central de Cantabria (la antigua Tabacalera). Reconozco que yo tuve que llegar algo más tarde del comienzo -a las 19h- (por motivos profesionales) pero en cuanto pude, allí me planté. 
No sólo porque se trata de un tema bastante interesante en lo que a la literatura española se refiere, tampoco porque se trata de un personaje del que el día 30 se cumplen cien años de su nacimiento, ni siquiera porque la conferencia la impartiera Agustín Sánchez Vidal, reconocido estudioso de la obra de muchos genios de la Generación del 27, además de ensayista, guionista y novelista... Además de todo esto, porque se trata de una iniciativa de las que deberían haber copado el planning cultural de Santander 2016, por ejemplo.
Una iniciativa verdaderamente cultivadora y no propagandística, como las que se llevaron a cabo en la Fundación Santander 2016. Un acto del que me extraña que no haya querido apuntarse el tanto este tipo de individuos que tan rácanamente ha estado pululando a ver si les caía algún trozo de pastel (lo que indica, por otro lado, que se trata de verdadera cultura).

Y me dio bastante vergüenza ajena ver un salón de actos con cabida para más de cien personas, ocupado por no más de 30 espectadores, sobre todo cuando para hacerse la foto de turno en la exposición pertinente está hasta la prima del tío de la amiga del vecino... La prensa, excluyendo el diario ALERTA, no decía nada sobre el acto, algo que también chirría un poco (aunque no desentona con la dinámica habitual), y en internet pocos eran los que se hacían eco de la noticia ayer, antes de ayer o la semana pasada. El único resquicio de información iba firmado por la página de Facebook de la propia Biblioteca Central, algo a lo que en realidad pocos acceden.

Porque en esta ciudad son pocos los que se interesan por lo que verdaderamente importa, ayer lo hablaba con Dª Marta San Emeterio Luna, gestora de servicios para usuarios de la Biblioteca Central, y decíamos eso: que en esta ciudad no hay curiosidad, no hay interés por nada que suponga más esfuerzo que encender la tele y ver cómo dos mindundis se pelean. Que, además, a los jóvenes no se les enseña a tener curiosidad por nada, que han perdido todo tipo de iniciativa... Que se están acabando los creadores de ideas, vamos. 

Y para los pocos que quedan, sólo cuatro gatos vamos a escucharles... 

De nuevo, insisto, es una pena.

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