El Quijote se va de Castilla

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Se va, se marcha indignado, loco también, pero indignado. Harto de que se acuerden de él estas personalidades de nuestro país sólo cuando llega el día del libro. Y es que mi querido compañero, don Quijano, cree que Cervantes escribió algo más que un libro.
Como es tradición, el día 25 se hará una lectura continuada de Don Quijote de la Mancha, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Según me ha comentado el propio Sancho el otro día, El Quijote está que explota.
Y no es de extrañar, que le halaguen y le digan que su figura es, si no la más, una de las más representativas de España y que sólo se acuerden de él de este modo por estos motivos. Le dije a Sancho que intentara convencer a don Quijano de que todavía hay profesores de instituto que intenta involucrar a los chavales en esto del leer, y que lo intentan con El Quijote (lo de que pocos consiguen que les guste no se lo dije, a ver si Sancho se iba a deprimir, y después don Quijano). Le dije también que le explicara que hay fans en el mundo que aún se enfrentan a gigantes y no a molinos, que luchan contra vejigas (aunque ahora las hagan de plástico), que se ríen de los leones ( de los del Ministerio, aunque sea para reflejar la metáfora). Le dije, entre todo esto, que le comentara tantas veces como hiciera falta, que aún hay personas que se vuelven locas al leer libros y que no podría soportar que quemaran su biblioteca, y que no lo dicen sólo el Día del Libro.
Don Quijano, no se vaya de Castilla, ni de España, ríase usted, conmigo, con nosotros los que aún le queremos de verdad, de la hipocresía, de la ignorancia, de este leer sin saber qué se lee. Comente con nosotros las verdades de la vida, sus verdades, cuéntenos de nuevo qué molinos decidieron engañarle. Díganos dónde encontrar a nuestra Dulcinea, sáquenos de dudas y reconozca que usted no estuvo loco, acaso era el más cuerdo de todos. Señor, la viudez no nos es merecida para aquellos que seguimos aún sus batallas, sin Cervantes que las escriba.
Perdóneme, no es ni mucho menos un acto de desprecio hacia usted, pero yo, precisamente ahora, precisamente cuando los demás le leen, yo estos días, sobre todo el día 25, procuraré no leerle, ni recordarle… Prometo hacerlo, no obstante, el resto del año.
Lean.

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