Ego ergo Yo, Narciso, y la malvada reina de Blancanieves


Egolatría, narcisismo, egoísmo, vanidad, prepotencia... Un sinfín de sustantivos que califican a una persona de poco humilde. Sin embargo, los verdaderos practicantes de esta moda no muy pasajera son humildes individuos que nos regalan su tiempo dándonos muestra de lo que valen.

Me considero practicante esporádica de este deporte de riesgo aunque reconozco, vanidosamente, que suelo acertar cuando me revelo de este modo. Una espera el momento exacto en el que hundir al compañero con aquellos juveniles: yo más.


A pesar de todo, hay veces que ni el eco nos responde. ¿Necesitamos tan fervientemente evitar el olvido? ¿Creemos que estampar nuestro careto o pensamientos en las paredes, las hojas, las pantallas de ordenador nos hará realmente irrepetibles, inolvidables? ¿Buscamos prevalecer ante todo y todos con argumentos ilógicos que ya sólo por el carácter ególatra que tienen carecen de importancia y de seguidores? ¿Tenemos que poner tanta pasión en destruirnos queriendo construir en los demás esa opinión que nos beneficie?


Encuentro que es difícil reconciliarse con uno mismo cuando se han pasado los límites de la ignorancia del mundo. Cuando uno se quiere mucho, y su ombligo se haya en pleno crecimiento porque mamá y papá no nos quisieron como debían (aunque parecía que nos querían más que nada y a nadie), porque la gente está demasiado ocupada en serse (forma extraña del verbo: yo me soy, tú te eres...) y no es para los demás, porque nadie nos corrigió y si lo hizo, a nadie escuchamos.


Así que voy dejando aquí lágrimas de ese ego que yo llamo INSEGURIDAD, para que me anulen o me reinventen, para que me odien o me quieran. Qué medida tan extraña esta de la equivalencia de egos. Yo soy más por ser yo que tú que al ser tú eres más por ser tú pero menos para mí.


Cada día me quiero más, porque cada dia voy consiguiendo que me quieran más, con el ego en su sitio, donde debe estar ni muy arriba ni muy abajo. No sé ya si esto es una crítica o una alabanza, si hacia mí o hacia el resto. Perdonádme si no pongo una foto de mi ego o de mi sombra, si no os muestro la debilidad, si no os dejo atravesarme con esos juicios que vosotros y yo conocemos.


Gracias por asumir que un yo no puede vivir sin esa pizquita de ego... Narciso se nos reparte para muchos, entiendo que esté mal repartido, podemos buscarle en el espejito, espejito... Pero siempre habrá un/a Blancanieves más guapa que nosotros/as.

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