Plastifico tus cartas con esmalte de uñas...

No es que te odie, aún no, de momento sólo te echo de menos. Estoy a ver si me intoxico mientras plastifico tus cartas con esmalte de uñas, me acerco mucho al bote a ver si me da un mareo (otro). Y se corroe la tinta de tantos te quiero que sin embargo aún tengo en la memoria.
No es que te odie, nunca, yo te quiero. Incluso de lejos, incluso cuando el grifo de las palabras se queda sin cerrar del todo, y después de lo dicho van cayendo pequeñas perlas de esas que hacen mucho daño, justo en la frente, en el estómago o en el corazón, una tras otra: glock, glock, glock...
Tengo mucho cansancio acumulado, de este viaje tan largo, que ya me dura unos años, que me retiene y me vuelca, que me pone boca-abajo, es normal que tenga tanto mareo si encima me esnifo el tarro del esmalte transparente. Que te plastifico el alma como no me lo escribas menos y me lo digas más... Que me quieres, digo, yo te quiero, te lo digo siempre... Y ya sé que tú también, pero igual estás mareado del viaje tan largo.
Tan largo... Y las gotas en la frente, en el estómago o en el corazón... Como pequeñas gotitas que salen del grifo, de palabras era ¿no? No es que te odie, es sólo que te quiero, aquí lejos o allí cerca. Estoy cansada... Y se me acumula el esmalte porque te echo de menos...
Me estoy mareando.

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