Exquisito. Personas que viven en la exquisitez y personas dominadas por ella

Somos esclavos siempre de nuestro tiempo, por mucho que nos alejemos más o menos del prototipo contemporáneo de persona, animal y cosa. No obstante, en estos tiempos que corren... que no son los mejores, hay gente que definitivamente huye de su naturaleza cavernícola, visceral y más primaria.
Y no sólo eso, la gente (salvo honrosas excepciones) es incapaz de elegir verde y naranja, blanco y negro, luz y oscuridad...
Es decir, usted, en estos momentos en los que posicionarse gratuitamente está tan de moda, si decide "a" mañana no puede decidir también "b". Porque, aunque las premisas no sean contradictorias, usted ha elegido "a", oiga.
Si a mí me gustara la química orgánica (que no es el caso, además no tengo ni idea), no podría ya dedicarme a escribir... O decantarme, junto con esa química, por las versos de Walt Whitman. No podría.
Hay un estúpido anuncio de una compañía telefónica que hace poco, en mi valoración humilde, ha caído a las profundidades, que refleja en cierto modo esta idea: ¿Ciencias o letras? Pues eso, señores, que no pueden quedarse con todo, por algún extraño comportamiento humano, si a mí me gusta Mozart ya no me puede gustar AC/DC.
Me parece que hay personas a las que, de tanto perseguir esa cínica exquisitez, la misma les ha dominado, y se encuentra en la disyuntiva de negar, no sólo a sí mismos si no a quienes les escuchan, rodean, lo-que-sea, lo que aparentemente, en su instinto más puro, les gustaba aceptar e incluso disfrutar.
¿Hasta tal punto ha llegado la impostura de la vida en sociedad? ¿No se dan cuenta de que precisamente ese ímpetu por evitar aceptar tanto "a" como "b" rigiendo la elección por unos cánones sociales, precisamente eso es lo que hace que hoy elijan "a" y mañana "b"?
Creo, por otro lado, que la diversidad de opiniones es totalmente maravillosa y enriquecedora, no obstante, no se puede hacer de una opinión personal una máxima. Si a usted no le gusta algo, diga que no le gusta y que le parece tal o cual cosas, pero no diga que, puesto que a su sentido exquisito le asquea, ese algo es tal o cual cosa.
Juicios de valor los justos, sobre todo en los tiempos que corren, en los que mañana tendrá que afirmar justamente lo contrario.

Otras entradas