Vida conyugal y sexual

Quiero que vosotros mismos juzguéis. ¿Cómo podemos esperar de una sociedad que hasta ayer mismo decía esto que toleren cosas como: mujer independiente, hijos sin matrimonio, parejas del mismo sexo, parejas de gran diferencia de edad (sobre todo en las que la mayor es la mujer), etc.?

- DR. FEDERICO COROMINAS, V. MORAGAS ROGER. Vida conyugal y sexual. Editorial De Gassó Hnos. Barcelona.1962.

MASTURBACIÓN

Hoy, afortunadamente, ha cambiado esta manera de proceder, y son los mismo educadores católicos y los directores de conciencia los que aconsejan que, desde la adolescencia, se enseñen a los jóvenes todas las cuestiones referentes a la sexualidad, con lo cual las aprenderán bien, se acostumbrarán a las confidencias con sus padres o sus directores y no caerán en los peligros de hablar de estas cuestiones a hurtadillas con personas mal informadas o mal intencionadas que, aunque, a menudo, les pueden inducir a la práctica de la masturbación que, aunque más desarrolladas entre el sexo masculino por sus impulso más violentos, se ve también algunas veces entre las muchachas jóvenes.
Yo he visto más de un caso de masturbación femenina en muchachas alrededor de los veinte años, que me ha sorprendido por su pertinacia y por la dificultad en corregirlo. Casi me inclinaría a creer que es más difícil de corregir este vicio, o estado psicopático si se quiere, en el sexo femenino que en el masculino, en los cual influye, quizás, el distinto género de vida, pues, como ya he dicho, la vida activa y más ocupada de los chicos les permite desprenderse más fácilmente de sus vicios solitarios. La mujer, más recluída en casa, con menos ocupaciones físicas, quizá más entregada a lecturas peligrosas, más aficionada al cine, cuya peligrosidad en el orden moral no se puede negar, en una palabra, menos distraída por ocupaciones personales, tiene más facilidades para entregarse a placeres solitarios, por poco que su temperamento la incline a ello. He aquí un serio motivo para combatir la holgazanería: ya se dice que la ociosidad es madre de todos los vicios.

Sólo me queda añadir: ... y como madre, hay que respetarla.

Otras entradas