No soy una Lolita...



Se detuvo el tiempo en esa gota esponjosa y no en otra, y llovía a mares. Él me agarró de la mirada y yo exigí una explicación con las manos. Me dijo que había estado pensando en mí, le dije que esas cosas no se cuentan...

Cayó la gota al suelo y miles de partículas de nada chocaron contra nuestros zapatos.

"No soy una Lolita", le dije. "Lo sé", contestó, "pero dueles".

De repente, un cúmulo de gotas retenidas sobre nosotros por aquella espongojosa miga de agua, cayeron sobre nosotros... Estábamos empapados de recuerdos.

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